viernes, 21 de diciembre de 2012

NASA - Holiday Greetings to The ISS Crew

NASA - Holiday Greetings to The ISS Crew

In spanish: desearos una Feliz Navidad. No estáis solos allí arriba. La humanidad está con vosotros y sois el mejor exponente de nuestra civilización allí arriba. Saludos desde España
Francisco Vera

sábado, 1 de diciembre de 2012

LA CÁTEDRA DE LA VIDA. A MI AMIGO RAMÓN MARÍA DOLORES PEDRERO, IN MEMORIAM







Mi queridísimo amigo Ramón, te fuiste y antes de tiempo. No dejaste postales, ni cartas, ni adioses anticipados. Sufriste lo indecible en una corta e intensa enfermedad llamada linfoma, la cual derrotaste. Sufriste el revés de un nuevo cáncer llamado leucemia que atacó por la espalda y la combatiste cuerpo a cuerpo sin descanso. Reincidió la leucemia y te sometiste a nuevos y crueles esquemas de tratamientos intensivos de rescate que te dejaron sin defensas y siempre bajo la tortura del aislamiento en una habitación bajo estrictas condiciones de visita para no sufrir infecciones virales o bacterianas. Tu cuerpo aguantó varias estocadas que la propia muerte produce con sigilo y pudiste urdir unas cuantas, hasta que en el despiste de un cuerpo consumado por el agotamiento físico, una neumonía grave y una septicemia te retiró de este mundo en pocas horas un veintidós de noviembre de 2012.

No eran tus planes, querido Ramón, lo se. Tenías grandes y hermosos proyectos. Te habías labrado un nombre de prestigio en la Facultad de Económicas de la Universidad de Murcia al lado de tu querido ex-profesor, actual compañero y catedrático de economía Juan García Solanes. Tenías una vida afectiva fecunda al lado de Gustavo y de tus compañeros y amigos. Tenías mucho trabajo y mucha creatividad que brindar a la sociedad todavía.

Pero no pudo ser. En el último mensaje que me enviaste por el teléfono móvil me enunciaste un «al menos he disfrutado mucho este verano en la playa» como preludio quizás de lo que tu mente y espíritu intuía al menos dos semanas antes de que nos abandonases definitivamente.

He necesitado estos días de reposo para escribir en un corazón -el mío- todavía conmocionado y consternado por la pérdida y el dolor de tu ausencia. Pero permíteme Ramón recordarte como lo haría un buen y viejo amigo. Ya sabes lo que te he querido, y como yo, otros amigos de siempre, a los cuales puedo sumar sin pudor a mi mujer Blanca que te ha conocido y te ha querido intensamente en estos últimos siete años. Veintidós años de gran amistad no se tiran por la borda así porque así. Los buenos amigos, como los buenos vinos, maduran con el tiempo y se sirven esperando la mejor mesa y los mejores comensales. Es posible que no hayamos brindado con copa de plata y mantel de fina seda, pero hemos brindado en agosto juntos, en tu Manga del Mar Menor, por la amistad y por la salud en compañía de Pablo, Marga, mi mujer y Gustavo poco antes de que ingresaras en el hospital, hemos brindado juntos en junio en compañía de tus amigos de Maristas en el restaurante de Jerónimo, hemos brindado juntos el cuatro de febrero para celebrar el cuarenta cumpleaños de nuestro querido amigo Pablo en compañía también de Alfonso y de tu círculo más cercano, y sobre todo me brindaste por San Francisco de Asís una felicitación por mi santo, sin saber yo por aquel entonces que estabas ingresado.

Me quedaré y nos quedaremos con la esencia de tu persona Ramón, y era ante todo tu sencillez, tu ingenuidad fresca, tu nobleza, tu sonrisa, tu voz y tu capacidad para romper a carcajadas ante la mínima broma u oportunidad para tocar lo más jocoso de la vida misma. Te cosechaste amigos allá por donde navegabas, ya fuere en la UMU, en Murcia, en Madrid o en Cartagena. Tus lecciones enamoraban y embelesaban a tus alumnos, tus compañeros de economía admiraban tu capacidad de trabajo y creatividad. Eras un hombre sin límites ni fronteras, pero sobre todo humilde y sencillo. Y pocos como tú pueden presumir de ello.

No te guarde la congoja por las décimas que te faltaron para conseguir tu Cátedra de Economía, la cual te tumbaron en dos ocasiones por puros intereses de evaluadores ajenos a tu valía pero engatillados en la miserable situación económica de una crisis que amordazó al Ministerio de Educación. Nunca quisiste tocar la tecla política ni utilizar el favor de otros poderes para ello, pues siempre confiaste en tu valía y sacrificio personal. No debías nada a nadie, pero ellos tienen una deuda contigo que a estas alturas ya no debes reprochar. Esa era mi tesis y así te la expuse este verano para mitigar tu pequeña frustración. Sabíamos los dos que había otra cátedra por la que opositar y lidiar en aquel momento y era la de la «vida».

Tu última lección la hemos aprendido Ramón. Vivir y vivir con intensidad, con vocación y haciendo frente a las adversidades con mucho ánimo y discreción. Nunca quisiste transmitirnos una queja, un sufrimiento o un dolor gratuito por el paso de tu enfermedad. Siempre quisiste silenciar el mismo y no poner una mala cara a nadie. Quisiste y así fue tu voluntad, el que te recordáramos en tu máxima plenitud, jovial como siempre, sonriente, bromista, cercano y dicharachero en ocasiones, en lugar de permitir visitas taciturnas y a destiempo por el hospital para ver goteros, portacaths, catéteres y un sinfín de elementos a los que los médicos nos enfrentamos todos los días de forma más o menos estoica.

Ya sabes Ramón que no te olvidaremos nunca, ni tu cara ni tu voz ni el amor que sentías por nosotros. Fuiste siempre el primero en todo y también el primero en abandonar esta esfera terrenal. Pero no te preocupes Ramón, porque allá donde estés brillarás con solemnidad, con luz y con aún más sencillez y bondad de la que disfrutábamos al estar contigo.

No me despido de ti, solo te digo un hasta luego. Sé que estás en paz y que disfrutas de las mieles de la felicidad que nuestro «Jefe» reserva para los mejores, para los más buenos y para los más sabios, pues ya eres Catedrático de la Vida.

Un beso muy fuerte en mi nombre y en los que siempre te han querido. Seguiremos hablando Ramón. Tenemos todo una vida para hacerlo. Descansa querido amigo mío. Te querré siempre.