viernes, 7 de julio de 2017

TABLETAS DE CHOCOLATE EN LA ARENA








Las cosas cambian y los estereotipos también. Un día poco apacible en la playa puede ser el idóneo para espantar al común veraneante de chancleta, sombrilla y nevera, y atraer a los más esculpidos deportistas, que aprovechan la ausencia de sombrillas, para colocar las redes del vóley playa o las porterías de fútbol.

De repente, se da uno cuenta del cambio generacional y de la importancia que tiene para los veinteañeros nacidos en los 90 el mantener unos pectorales moldeados o unas tabletas de músculos abdominales prominentes. Y la escena que observé no tenía desperdicio: al tiempo que veía como los musculados deportistas hacían los primeros ejercicios de precalentamiento de una sesión deportiva en familia que prometía, había profusión de fotos con los hijos, con las poses correspondientes, para demostrar a la prole la importancia de mantenerse invictus ante el implacable y corrosivo paso del tiempo.

Siendo consciente de los beneficios incontestables e ineludibles de mantenerse en forma y el de lograr un cuerpo fibroso y/o atlético en términos de salud física y de elevación de la autoestima, no puedo caer en la tentación de hacerme a mi mismo algunas reflexiones, a saber, las consecuencias de un narcisismo inusitado amparado en la proyección del modelo físico a imitar en una sociedad cada vez más perdida y con mayor ausencia de valores, el perjuicio de provocar exclusión social de personas ricas en valores pero menos agraciadas físicamente, o el grado de obsesión y de esclavitud mental que provoca esta nueva forma de venderse al mundo- vales lo que aparentas y no lo que eres-, en detrimento de invertir o repartir nuestro limitado tiempo y de forma equilibrada a otros menesteres aún más importantes en la vida del individuo que el de machacarse horas y horas en el gimnasio.

Y a partir de la famosa y célebre frase del filósofo francés rebelde de la ilustración Voltaire, "lo perfecto es enemigo de lo óptimo", me surgen nuevas preguntas, cuyas respuestas aún desconozco ¿Cómo gestionará esta nueva generación amante de lo bello y lo aparente, la frustración y el fracaso? ¿Hacia qué modelo de sociedad caminamos? ¿Qué tipo de relaciones sociales construirá este narcisismo de siempre pero elevado a la potencia a través de nuestras redes sociales?


Solo sé que por un momento me preocupó el que un porcentaje elevado de nuestros jóvenes tengan tabletas de chocolate. ¿Miedo escénico?