jueves, 31 de octubre de 2013

DE TONTOS E IMBÉCILES





No hay más tonto que un imbécil. Se lo aseguro. Porque el tonto, a falta de honrosas excepciones, suele ser lo suficientemente cuerdo como para saber que es tonto, o lo que es lo mismo, que asume sus limitaciones severas para ejecutar tareas complejas y por lo general puede y sabe delegar.

Sin embargo el imbécil tiene lo peor de ser tonto y no reconocerlo. Es más, se las ingenia para dar la impresión de qué es un tío resolutivo y capaz , y te das cuenta de que cada vez que toca algo, lo embarra y lo enfurruña todo.

Por norma general, el imbécil es cerril, no se atiene a razones lógicas o coherentes, y con frecuencia se escudará en su puesto o su autoridad para imponer normativas que carecen de sentido, y que van en contra del bien común.

El imbécil es además peligroso, pues no sólo paraliza cualquier obra o proyecto, sino que además le da la vuelta a la tortilla para que lo blanco parezca negro. Y encima se lo cree y te lo quiere vender como sí usted y yo fuéramos un par de gilipollas.

Otras cualidades del imbécil, por llamarlo de alguna manera, es su mala educación, sus malas artes y por lo general su chabacanería y/o chulería.Y lo que es peor, que los imbéciles abundan por doquier en estas latitudes. Ejemplos a usted no le faltarán en su vida. Mire a su alrededor.

Por eso les digo, no gasten excesivas energías en convencer a un imbécil de que cambie de opinión. Es como pedirle peras al olmo. Les sugiero que cambien de acera cuando se crucen por el camino con un imbécil y si no tiene más remedio que toparselo todos los días, por favor no pierda tiempo en pedirle favores para solucionar un problema, pues no olvide, que el imbécil es por encima de todo, un tonto con ganas de hacerle la vida un poco más difícil. Vamos, de joderle por gusto.

Les deseo suerte, y que se tropiecen con el menor número de imbéciles en sus vidas. Comprobarán que el camino a recorrer es menos tortuoso y más llano de lo que usted se imagina.