Aún me acuerdo de las palabras de
un importante directivo de una empresa farmacéutica antes de dictaminar si
seríamos elegidos o no en un centro de referencia en España para iniciar un ensayo clínico en fase III: «lo tenéis todo, magnífico hospital, magníficas
instalaciones, perfil de investigador joven y comprometido, pero…… sois tierra
de nadie».
Aquellas palabras me hicieron
huella y sinceramente me dolieron. Al menos tuve derecho a réplica para
defender nuestros intereses. Me percaté de una realidad y tristemente hay que
decirlo así: nuestra Región de Murcia sigue siendo una de las hermanitas pobres de nuestro país. Y si nos referimos a importantes inversiones en materia de infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias y con
independencia del gobierno central que esté, observamos como seguimos en el furgón de cola.
No es por echarle leña al fuego,
y con todos mis respetos para otras poblaciones como Albacete, Ciudad Real,
Toledo o Cuenca, pero claramente se ha diseñado un recorrido radial desde
Madrid a importantes poblaciones -y otras no tanto-, con la miopía de haber
dejado al margen hasta tiempos mejores y sine die al corredor mediterráneo y buena parte de sus núcleos poblacionales.
Pero volviendo a Murcia, es
paradójico encontrar a tan solo 50 Km al noreste a la imponente Alicante con
una de los mejores aeropuertos de España y con una conexión reciente a Madrid y
futuras a Valencia y Barcelona por AVE. La modernidad parece que se acabó allí.
Debajo, Murcia, Almería y Granada, apenas cuentan para los planes estratégicos
de la nación. ¡Ohh claro! a Murcia llegará en 2015-con suerte- en una estación
que estará en una pedanía a las afueras del casco urbano y por supuesto no
soterrada. Por no hablar de Cartagena ni de Lorca, pues ni se les ve ni se les espera, ¿2018, 2020?, quién sabe.
Magnífica vertebración regional, digo yo.
Pero permítanme que discrepe de
esa visión tan obtusa y cateta que muestran muchos de nuestros políticos
nacionales y regionales.
La Región de Murcia está en un enclave
privilegiado, en el sureste español. Su capital con 445.000 habitantes es la
séptima en población en España y junto con Cartagena y sus respectivas áreas
metropolitanas y zonas de influencia, casi llegan al millón de habitantes. Los
potenciales turísticos tanto residenciales, de sol y playa, cultural-arqueológico,
de cruceros, de congresos, e industriales-Valle de Escombreras, sector
agro-alimentario-, y portuario, se han desarrollado en poco tiempo y no han sido
debidamente expuestos ni conocidos ni vendidos más allá de nuestra Región.
Quizás ni siquiera en la mismísima Región.
¿Es cuestión de nuestro escaso peso político a
nivel nacional, de nuestra frágil identidad regional, o simplemente de nuestro
carácter pausado y poco reivindicativo?. ¿O quizás como aquel directivo dijo, «sois
tierra de nadie», es decir, ni valencianos ni alicantinos, ni manchegos ni
andaluces?, o lo que es lo mismo, ¿tierra de paso?. ¿Tan malo es ser murciano?. ¡Por favor!.
Efectivamente, seguimos siendo una
de las regiones menos conocidas y menos valoradas en el contexto nacional, a lo que se añade quizás un cierto componente de baja autoestima. Pero estos criterios, como siempre subjetivos, caen por su propio peso cuando se cotejan los datos objetivos de demografía y de interés comercial y
turístico y que no siempre están presentes en poblaciones de comunidades limítrofes que ya disfrutan de la conexión por AVE, y en los que han tenido que disminuir o suspender servicios por falta de rentabilidad.
¿Es el AVE tan importante?. La
respuesta la podría dar un Tour operador, o un alto ejecutivo de una compañía
que quiere implantarse en la Región, o los mismísimos ciudadanos que se mueven
por libre albedrío en busca de unas justas vacaciones. La cuestión relevante, pues, es estar o no estar. El AVE es un elemento más
de vertebración territorial, de estar conectados a la gran red de transporte
nacional y es un factor claramente dinamizador para la economía y para el
turismo. Es además, un elemento más de apertura social, y cada vez más, supone un
factor clave para poder ser competitivos en todos los frentes económicos.
Señores políticos, pónganse las
pilas de verdad y luchen hasta la saciedad por la unión y la vertebración de
esta Región que pasa inexorablemente por el AVE . Pero no a cualquier precio,es decir, que venga cuando sea y de la manera que sea. Créanse que no
somos tan malos ni tan bajitos y vean de verdad nuestras bondades y nuestras virtudes,
vayan al unísono como Región o nos quedaremos rezagados otros treinta años en materia ferroviaria.
Deseo y espero que no tengamos
que gritar todos nosotros y nuestros hijos al cónclave del gobierno de turno lo de «Ave, Caesar,
morituri te salutant», como ejemplo de nuestra
clásica claudicación política a nivel nacional.