viernes, 9 de agosto de 2013

AVE, CÉSAR


Aún me acuerdo de las palabras de un importante directivo de una empresa farmacéutica antes de dictaminar si seríamos elegidos o no en un centro de referencia en España para iniciar un ensayo clínico en fase III: «lo tenéis todo, magnífico hospital, magníficas instalaciones, perfil de investigador joven y comprometido, pero…… sois tierra de nadie».

Aquellas palabras me hicieron huella y sinceramente me dolieron. Al menos tuve derecho a réplica para defender nuestros intereses. Me percaté de una realidad y tristemente hay que decirlo así: nuestra Región de Murcia sigue siendo una de las hermanitas pobres de nuestro país. Y si nos referimos  a importantes inversiones en materia de infraestructuras ferroviarias y aeroportuarias y con independencia del gobierno central que esté, observamos como seguimos en el furgón de cola.

No es por echarle leña al fuego, y con todos mis respetos para otras poblaciones como Albacete, Ciudad Real, Toledo o Cuenca, pero claramente se ha diseñado un recorrido radial desde Madrid a importantes poblaciones -y otras no tanto-, con la miopía de haber dejado al margen hasta tiempos mejores y sine die al corredor mediterráneo y buena parte de sus núcleos poblacionales.

Pero volviendo a Murcia, es paradójico encontrar a tan solo 50 Km al noreste a la imponente Alicante con una de los mejores aeropuertos de España y con una conexión reciente a Madrid y futuras a Valencia y Barcelona por AVE. La modernidad parece que se acabó allí. Debajo, Murcia, Almería y Granada, apenas cuentan para los planes estratégicos de la nación. ¡Ohh claro! a Murcia llegará en 2015-con suerte- en una estación que estará en una pedanía a las afueras del casco urbano y por supuesto no soterrada. Por no hablar de Cartagena ni de Lorca, pues ni se les ve ni se les espera, ¿2018, 2020?, quién sabe.  Magnífica vertebración regional, digo yo.

Pero permítanme que discrepe de esa visión tan obtusa y cateta que muestran muchos de nuestros políticos nacionales y regionales.

 La Región de Murcia está en un enclave privilegiado, en el sureste español. Su capital con 445.000 habitantes es la séptima en población en España y junto con Cartagena y sus respectivas áreas metropolitanas y zonas de influencia, casi llegan al millón de habitantes. Los potenciales turísticos tanto residenciales, de sol y playa, cultural-arqueológico, de cruceros, de congresos, e industriales-Valle de Escombreras, sector agro-alimentario-, y portuario, se han desarrollado en poco tiempo y no han sido debidamente expuestos ni conocidos ni vendidos más allá de nuestra Región. Quizás ni siquiera en la mismísima Región.

 ¿Es cuestión de nuestro escaso peso político a nivel nacional, de nuestra frágil identidad regional, o simplemente de nuestro carácter pausado y poco reivindicativo?. ¿O quizás como aquel directivo dijo, «sois tierra de nadie», es decir, ni valencianos ni alicantinos, ni manchegos ni andaluces?, o lo que es lo mismo, ¿tierra de paso?. ¿Tan malo es ser murciano?. ¡Por favor!.

Efectivamente, seguimos siendo una de las regiones menos conocidas y menos valoradas en el contexto nacional, a lo que se añade quizás un cierto componente de baja autoestima. Pero estos criterios, como siempre subjetivos, caen por su propio peso cuando se cotejan los datos objetivos de demografía y de interés comercial y turístico y que no siempre están presentes en poblaciones de comunidades limítrofes que ya disfrutan de la conexión por AVE, y en los que han tenido que disminuir o suspender servicios por falta de rentabilidad.

 ¿Es el AVE tan importante?. La respuesta la podría dar un Tour operador, o un alto ejecutivo de una compañía que quiere implantarse en la Región, o los mismísimos ciudadanos que se mueven por libre albedrío en busca de unas justas vacaciones. La cuestión relevante, pues, es estar o no estar. El AVE es un elemento más de vertebración territorial, de estar conectados a la gran red de transporte nacional y es un factor claramente dinamizador para la economía y para el turismo. Es además, un elemento más de apertura social, y cada vez más, supone un factor clave para poder ser competitivos en todos los frentes económicos.

Señores políticos, pónganse las pilas de verdad y luchen hasta la saciedad por la unión y la vertebración de esta Región que pasa inexorablemente por el AVE . Pero no a cualquier precio,es decir, que venga cuando sea y de la manera que sea. Créanse que no somos tan malos ni tan bajitos y vean de verdad nuestras bondades y nuestras virtudes, vayan al unísono como Región o nos quedaremos rezagados otros treinta años en materia ferroviaria.

 Deseo y espero que no tengamos que gritar todos nosotros y nuestros hijos al cónclave del gobierno de turno lo de «Ave, Caesar, morituri te salutant», como ejemplo de nuestra clásica claudicación política a nivel nacional.





sábado, 3 de agosto de 2013

LA VENTANA DE MI PELUQUERO

Mi humilde homenaje a un gran profesional: Paco Conesa



Quince minutos no dan para mucho, pero lo suficiente. Es el tiempo que transcurre desde que mi peluquero me da una señal meneando la cabeza indicando que el butacón es mío, hasta que acaba mi cabeza moldeada. Es mi turno. De repente se reproduce un ritual, me enchufa el equipo de música, pulsa el botón, elige un cedé y disfruto con clásicos de los 70. Hoy toca Supertramp.

.-¿Te gusta ?

-Ya lo creo.-Le contesto. Enseguida saco una mueca facial de complacencia. Esto si es música pensé. Otras veces ni le contesto cuando me pone música Hip Hop o música Rap made in Madrid o de la madre que la parió. En ese caso me aguanto. Estoy a fin de cuentas en su choza, en su terreno.

Mientras me acomodo, barre los mechones de pelo que el cliente anterior dejó de regalo en el suelo. Y automáticamente lanza la pregunta de siempre.

- ¿Cuánto te corto?

-Pues como siempre Paco, como siempre. Un poco de aquí y un poco de allá. Todo proporcionado, sin grandes flequillos, pero quítame que la otra vez tuve que venir en tres semanas. Enseguida un silencio de décimas de segundo.

El peluquero me coge la onda enseguida y sin parpadear, empiezan las tijeras a ir raudas y veloces, zarpando por mi cabellera, y empieza mi curso de relajación intensivo. Noto como el sillón se empieza a balancear ligeramente, que si cuello para arriba, que si cuello para abajo, gira la cabeza a la derecha, gira a la izquierda.

Noto claramente como Paco empieza a trabajar como una máquina fina y calibrada, al compás de «The Logical song». Está en su salsa. A mi derecha todos los útiles de un barbero que se precie: navaja, brocha, cepillos, peines, secador, espuma, fijador, más tijeras.. Todo limpio. Enfrente un espejo resultón y amplio que te hace un poquito más delgado de lo habitual. A la derecha del espejo, un estante con todo un surtido de after-shaves y lociones. En la repisa, calendarios, sorteos de la ONCE, y una foto promocional de una colonia con la imagen de Torrente. Sí, he dicho Torrente. Y a mi izquierda un colosal ventanal de unos 2 metros de altura y varios metros de ancho que domina toda la fachada lateral del edificio.

Él es del Madrid y yo del Barca. Hablamos lo justito de Cristiano y de Messi y algo de las miserias propias de nuestros equipos pero con cuidado de no dañar la relación peluquero-cliente. La cuestión es no crear tensión gratuita, que uno viene a relajarse.

De repente asalta por la esquina de la ventana una joven de unos veintitantos con los Jeans ajustados y como si fuera una presa fácil de un ave rapaz, el peluquero la desviste con la mirada. Enseguida una madre bien cuidada de unos treinta años, con sus dos hijos de la mano, moviendo las caderas con armonía y feminidad, tallando ella un vestido elegante y de colores vivos. El peluquero empieza a hacer muecas y gestos y emite un ¡joee! y ¡vaya tela!. Y yo no podía hacer nada salvo acompañarle en el sentimiento, pero con decoro, pues la cuchilla estaba al nivel de la patilla, y no era cuestión de desconcentrarlo.

A los pocos minutos, y a la derecha, observamos el dueño de la navaja y yo como los agentes municipales se disponen a poner una multa al coche de una vecina por no dejar suficiente espacio en la entrada de un garaje, y se arma la del cristo cuando la dueña del coche ve el papelito rosa en el parabrisas y rápidamente empieza a jalear como una fiera ante los policías.

Paco asiente y emite su juicio infalible con la mirada.

-Te lo merecías pava, que eres muy chula, siempre haces lo mismo.

El vigilante de la zona azul, entra por la puerta de peluquería, y con ganas de venganza hacia la multada.

-¿Paco has visto a la tipa esta la que monta por la multa?. Se notaba que entre Paco y el hombre del parquímetro había relación de antaño o simplemente de connivencia callejera. Al fin y al cabo hay que llevarse bien entre currantes, y evitar en lo posible daños colaterales innecesarios. Mi peluquero asiente y emite un claro veredicto de culpabilidad hacia la víctima municipal.

-Ya le tocaba.-Exclamó Paco.

Todo empieza a llegar a su fin. Paco acaba la faena conmigo, me pone el espejito pequeño en la nuca para que vea los buenos resultados. Yo asiento con un sí de conformidad, como el que cata un vino tinto en un restaurante, me pasa el cepillo por el cogote y la frente y siento un deseado cosquilleo relajante. De un plumazo me retira el delantal  y vualá….

Me levanto extasiado. Preparo el billete rojo de 10 euros y me devuelve dos. Todo en orden.
.
-Hasta luego Paco. Nos vemos en un mes.

Me contesta con un adiós profesionalizado y en seguida Paco hace otro movimiento con la cabeza. Le tocaba el turno a otro cliente.

Salgo por la puerta y por unos momentos me siento como un hombre nuevo.


Con cariño de Francisco Vera