lunes, 11 de agosto de 2025

REGALOS DE LA MADRE NATURALEZA

 



No siempre estamos atentos al regalo que nos brinda la naturaleza. A veces, y quizás más en el estío, por razón de estar durante los días de asueto más en comunión con las noches de verano, nos percatamos, humildemente, de que formamos parte de este mundo y que nuestra insignificancia es compartida con los seres que habitan en nuestro pequeño y modesto planeta, el cual, no deja de representar un minúsculo punto azul-que diría Carl Sagan- que apenas se ve desde la óptica de Saturno.

El abrazar la arena mientras permaneces en posición sentadilla yogui, deleitándote del reflejo de la luz reverberante de una luna rojiza que emerge desde el horizonte, y esperando que una perseida dibuje una traza humeante de sur a norte puede ser una experiencia que trascienda la belleza misma de la naturaleza y que nos haga recordar nuestra posición humilde en el universo.

En medio de esta inmensidad, uno no encuentra respuestas para la incomprensible crueldad que inunda nuestro mundo.

Solo cabe esperar de forma esperanzada, que podamos derribar algunos egos y que podamos con humildad sentir la llamada del consciente que todos llevamos dentro para caminar acompañado hacia la misión que se nos tiene encomendado.