domingo, 15 de junio de 2025

AY PEDRO, PEDRO

 


Ay Pedro, Pedro… Qué jodida está la cosa ahora que solo queda uno de la banda del Peugeot. Y siento que lo estés pasando mal, ahora que se ciernen más nubarrones sobre ti: que si procesan a tu hermano, que si procesan a tu mujer, que si se sienta en el banquillo tu querido fiscal Alvarone Ortiz. Pero no te preocupes, solo tú, y nadie más que tú, sabrás salir de esta odisea-epopeya que tú mismo has creado, de la mano de tus amigos Cerdán y José Luis y bajo el amparo de tu Conde-Pumpido, que ya sacará la manguera de los indultos y de los procesos inconstitucionales.

Te entiendo Pedro, más de lo que crees. Eso de ver a tu señora en el banquillo por tráfico de influencias no es plato de gusto, o ver a tu hermanísimo sentado en el juzgado por prevaricación y por robar dinero público para encima tributarlo en Portugal, pues tampoco lo es. Pero ¡joder Pedro!, qué quieres que te diga, estarás de acuerdo conmigo que para nosotros los mortales esto no está bien.

Como aventurero que eres, ya sabrás mejor que nadie de tu capacidad sin límites para reinventarte, tu capacidad catártica, tus huidas furtivas, tus mentiras, tus farsas, tus estrenos y estenografías teatrales; tus maquillajes fúnebres vampirescos que utilizas para pedir perdón… Ya hemos probado todas tus recetas, pero no deja de sorprenderme tu capacidad camaleónica para salir de cada muerte anunciada.

Todavía hay gente que te subestima, Pedro. Yo, desde luego, no. He aprendido muchas cosas de ti: que el maquiavelismo en su forma más pura se ha actualizado en este siglo; que la política amoral y sin escrúpulos también es todo un arte; y que eres el mentor de los talleres sociales más vilescos observados en la vida pública: el de la mentira, el del deshonor, el de la venta infame del país, el de tapar y premiar la corrupción, el del enchufismo y la colocación de amigotes, el de la colonización y degradación de las instituciones, y un largo etcétera. Y todo ello con esa gran habilidad y desparpajo tuyos para darle la vuelta a la tortilla sin quemarte, lo cual reconozco que es un privilegio reservado para unos pocos.

Todos sabemos quién es el número uno de la banda del Peugeot. Has creado un régimen difícil de desmoronar, pero que seguro se agrieta, sobre todo después de las bombas de racimo que te ha obsequiado recientemente tu amigo Santos. Tarde o temprano todo este cambalache caerá. Pero que nadie subestime tu capacidad para salir del paso.

Lo tienes muy difícil, Pedro, pues te has forjado unos cuantos enemigos: entre ellos los jueces, la UCO, la Guardia Civil y millones de ciudadanos que ya no creen ninguna de tus mentiras.

Reconozco que has servido de modelo para muchos padres de familia que, como yo, instruyen a sus hijos sobre lo que significa la falta de honor, la ausencia de principios y valores en el desempeño del servicio público; el arte de mantenerse a toda costa en el poder con una ambición desmedida a cambio de un puñado de votos; el desear el mal a la ciudadanía; el fomentar la división, la crispación y el odio entre españoles; el crear asimetrías jamás vistas entre comunidades autónomas; y lo que es peor, prevaricar y vender la España constitucional a unos socios completamente desleales.

Ay Pedro, Pedro… Sé que todavía tienes unos cuantos ases en la manga. Aunque cada vez ese sombrero de copa tiene menos espacio para sacar conejos de la chistera, estoy seguro de que aún tienes capacidad para eso y mucho más.

Estoy convencido de que darás un golpe de timón: cambiarás unos cuantos ministerios, dirás que todo era culpa de unos sinvergüenzas y que tú no sabías nada de esa sinvergonzonería. Pagarás más a los independentistas catalanes y vascos y seguirás manchando el nombre de nuestro país. Y cuando menos lo esperen, sacarás otro as de la manga, bien en forma de moción de confianza, o en forma de comprar voluntades a cambio de vender España, ese país que cada vez nos resulta más irreconocible, y del que queda poco por ordeñar por los separatistas.

Ay Pedro, Pedro… Yo sé que saldrás mal parado de todo esto, y no será porque ya te lo advirtieron —y si no, mira la cantidad de autócratas cesaristas cómo les fue—, y que sepas que la Historia no será tan generosa contigo como tú piensas, pues la infamia, suele ser de por vida. Probablemente tengas tu futuro guardado en un paraíso fiscal o en una mina de oro y plata en algún país amigo del chavismo. Ciertamente no lo sé, pero sí sé que tienes tus días contados, quizás meses. Y al igual que el paciente crítico que lanza sus últimos estertores, tu acabarás expirando, no sin dar guerra con la última bocanada de aire.

Ay Pedro, Pedro… ¿Valía la pena todo esto, por un puñado de siete miserables votos?