martes, 5 de agosto de 2014

PON UN "WASAP" EN TU VIDA






¿No me digan que no han caído en las tendenciosas redes del wasap?. No saben lo que se pierden, o sí. Hasta hace dos años y medio desconocía personalmente lo que era o significaba un wasap, o lo que me iba a afectar en la vida cotidiana. Pasado un tiempo, he de reconocer que ha conseguido moldear mi forma de interactuar y estaría diciendo una falacia si dijera lo contrario.

Quién augurara que el lenguaje escrito tenía las horas contadas con el advenimiento de las sofisticadas redes de telefonía móvil 4G con increíbles vídeo-conferencias en color y en alta definición iría un poco desencaminado. Si usted se para a pensar se dará cuenta que casi todo el mundo de su alrededor wasapea y ya casi nadie le llama por teléfono. Yo ya ni miro cuantos minutos consumo de teléfono, pues tiempo hace que mi compañía me puso tarifa plana con llamadas ilimitadas. Algo se estaba cociendo con esa forma peculiar de intercomunicación – el wasapeo-, en el que uno o cincuenta personas a la vez, wasapean bien de forma informal, de forma oficial, o de ambas maneras. En breve, así lo  creo, diré adiós al SMS.




Fíjense en las ventajas del wasapeo, es económico, solo necesitas un Smartphone con la necesaria aplicación, puedes hablar gratis en los cinco continentes, lo utilizamos si no nos parece prudente abusar de la confianza del bis a bis telefónico y en horarios intempestivos, nos permite enviar un link tendencioso, informativo o una foto imprudente, podemos hacer campaña informativa, podemos burlarnos de alguien, podemos hacer estrategias de grupo en medio del vórtice de un huracán laboral, te pones al día de cualquier cotilleo o marujeo, y tienes localizado, en su caso, a cualquier amigo o compañero de profesión, aunque distes de él grandes y descomunales distancias.  

Pero no todo es oro lo que reluce, sobre todo cuando se reanuda el –para mi casi estridente- típico ruidito “pliinnn”, y dejas lo que tienes entre manos y te pones a hurgar en tu teléfono para ver qué demonios me estoy perdiendo. Cuando han pasado varias semanas y meses, empiezan a crearse espontáneamente decenas de grupos wasap en el que apareces tú, bien de trabajo, de amigos, grupos marujas, agrupaciones de viejos camaradas de promoción del colegio o de la Universidad, y uno observa que lleva soportando al menos un centenar de wasaps a lo largo del día y que provocan que instintivamente realices constantes giros de cuello fortuitos, movimientos digitales con la mano, y así, una y otra vez, hasta que te das cuenta de que te has hecho un ser dependiente y ciberadicto a la red social del que creó el wasapeo, y por tal motivo, te sientes en constante tensión, nervioso, compulsivo, maniático y quizás algo esquizoide, por no hablar de hábitos que no hacen más que enturbiar y entorpecer otros quehaceres diarios, que a la postre, son más saludables.


Pero fastidiar, lo que se dice fastidiar, ya no es la contractura cervical, el vértigo y la cefalea de estos movimientos estereotipados de la cabeza o de la manita protagonista, sino el hecho de que te levantas por la mañana, y de repente, apareces en un nuevo grupo, del que nadie te ha pedido permiso, con el nombre de "quedadita para la comida" o "cumpleaños de los niños de la clase de 3º D o "médicos del mundo". La madre que los parió. Entonces y ante esta amenaza tienes dos alternativas, la políticamente correcta, esto es, silenciar el grupo y esperar a que ocurra el evento -si es que lo hay- para después darte de baja sin mayores consecuencias, o ir de frente con mala leche, darte literalmente de baja en el grupo, como el que se va de la casa dando un buen portazo y como una manera activa de protesta ante la irrupción de un grupo acústico molesto que quiere irrumpir en tu vida.

Sí, del wasapeo se esperan muchas cosas más, esto solo acaba de empezar. Veremos en un futuro no muy lejano a algunas compañías telefónicas -las más pequeñas- que harán un ERE por la falta de uso de la línea inalámbrica, asistiremos a denuncias y a juicios por desatender un wasap importante que acabó con la vida de un sujeto, juicios por acoso laboral y sexual a través del wasapeo impertinente, o contenciosos por daños y perjuicios económicos cuando se dejó de atender una operación bursátil a través de este tipo de mensajería. Y esto no es ciencia ficción.

Viviremos también, regulaciones del wasapeo en la empresa -no vaya a ser que se nos despisten los sujetos y las sujetas-, su prohibición en un acto litúrgico, su uso en el coche por potenciales distracciones mortales y un sinfín de medidas destinadas a fiscalizar el uso "indebido" del wasap.

Por tanto, no lo dude, si quiere que su mundo cambie de la noche a la mañana, ponga por favor un wasap en su vida. Y si no, siga con su teléfono de toda la vida. 


Para su información: "Wasapear" es un neologismo derivado de la red social WhatsApp, y aún no está aceptado como término de la Real Academia española. No obstante, algunas instituciones ya defienden el buen uso del castellano y nos indican que el sustantivo wasap (mensaje gratuito enviado por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp), así como su verbo derivado wasapear (intercambiar mensajes por WhatApp), son adaptaciones adecuadas al español, de acuerdo con los criterios de la Ortografía de la lengua española. Las adaptaciones admisibles como guasap, plural guasaps, y el verbo guasapear, al perderse la referencia a la marca original y percibirse como términos más coloquiales, son menos preferibles que las formas con w.


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